NOTA DEL EDITOR: Publicamos incorrectamente una versión anterior de este artículo en la que no incorporamos de manera completa y correcta la información más reciente del personal y los estudiantes de CECE. Nos responsabilizamos del error y pedimos disculpas por el mismo. Lamentamos las preocupaciones o confusión que el contenido haya podido provocar. La versión siguiente refleja con precisión las perspectivas de los miembros de CECE implicados en el artículo. Agradecemos su colaboración en esta publicación de Conexión y esperamos que resulte útil como tema de reflexión a toda la comunidad en cuanto a asuntos de justicia en sus propios contextos.
Si eres estudiante universitario en Ecuador, las conversaciones en el campus pueden ser estresantes. Vivir en un país profundamente dividido por clase, región, raza y religión es duro. Eso significa que un simple comentario durante la comida puede convertirse en un debate encendido, por lo que puede ser mejor callar mientras tus compañeros expresan sus opiniones en cuanto a la situación política actual, ya que hablar solo sirve para generar tensión.
En la red también se palpa esta polarización. Algunos estudiantes comparten informaciones y memes cuestionables que pueden ofender a los compañeros que no comparten cultura, contexto o ideología.
Un país dividido
En octubre del 2019, los problemas divisivos de Ecuador alcanzaron el punto máximo. Las calles se llenaron de manifestantes después de que el presidente recortara subsidios de 40 años al combustible y promulgara reformas fiscales y laborales. Algunos explican que estas manifestaciones fueron el resultado de ciento de años de opresión y tensión entre clases sociales, ideologías políticas y desigualdad regional. Las diferencias entre el estándar de vida en los centros urbanos y las áreas rurales son importantes. Quienes viven en áreas rurales tienen menos acceso a servicios como la salud, la educación y la conectividad a Internet, mientras que los de la ciudad disponen de más servicios básicos.
Otra división es el regionalismo histórico entre las provincias de la costa y de los Andes en el país. La religión, raza, políticas migratorias e ideología política siguen siendo temas sensibles sobre los que es difícil hablar respetuosamente con estudiantes de otras cosmovisiones. Durante las manifestaciones de octubre, los universitarios (incluidos los de CECE) y los campus ayudaron tanto a los manifestantes como a la policía brindándoles refugio, alimento, cuidado de niños y atención médica. Fue una señal clara de que se tendían puentes en momentos de conflicto.
Implicarse con inteligencia
CECE Ecuador también está equipando a estudiantes con herramientas prácticas para tender puentes a través del diálogo. Ruth Hicks de Olmedo, director nacional de CECE, dice que muchos estudiantes han observado antes diálogos saludables. Lo explica:
“Entablar diálogos con respeto no es algo que se suela aprender en la familia, la iglesia ni las esferas políticas. Quizá sí en algunos entornos académicos, como los foros, pero no en el espectro público”.
El movimiento capacita a los estudiantes para mantener esas conversaciones formándolos y enseñándoles a abordar temas potencialmente polarizados de forma reflexiva y respetuosa.
“Animamos a los estudiantes a emplear un lenguaje que promueva el diálogo. Queremos que entiendan la importancia de atender e intentar aprender, aunque ya tengan una opinión clara sobre el tema. Si no tienen una posición clara, a entender que es su responsabilidad pensar e investigar la información que comparten, no solo reenviar las últimas publicaciones de Facebook».
CECE promueve la implicación inteligente en muchos sentidos. El movimiento tiene un blog semanal donde se procura reflexionar sobre los problemas actuales desde una perspectiva cristiana. También han diseñado una capacitación para mostrar a los estudiantes la conexión entre la fe y su vida online. El movimiento también modela una conversación saludable durante sus eventos locales y nacionales.
En estos eventos, los líderes y el personal pueden crear espacios seguros para que los estudiantes tengan el lenguaje adecuado para discutir sobre temas candentes. Uno de esos eventos es el campamento nacional anual, que reúne a estudiantes de todo el país. Ruth explica que, al principio del campamento, hay estudiantes reticentes a mezclarse con gente de fuera de su grupo.
“Tenemos estudiantes que, cuando llegan al campamento, apenas han interactuado con nadie de provincias diferentes. Acaban diciendo: ‘Son un poco diferentes a mí, pero fue genial conocerlos. ¡Ahora son amigos míos!’”.
Al poner en práctica sus consejos para el diálogo saludable, los estudiantes pueden acudir al campamento con una actitud de escucha y aprendizaje hacia quienes tienen perspectivas distintas. A medida que avanzan los días, los estudiantes se sorprenden al descubrir que no es tan difícil hacer amigos.
Entender la injusticia
Cuando tienen la formación para entablar diálogos, los estudiantes se pueden volver más sensibles a la injusticias que los rodean. Por ejemplo, actualmente, al hablar de los efectos del coronavirus han resaltado en cuanto a las desigualdades sociales, especialmente entre razas y religiones. Estas disparidades también han sido evidentes en el contexto universitario. Aunque muchos estudiantes de universidades públicas esperaron meses para avanzar sus clases online, las privadas de la ciudad lo hicieron en pocas semanas. Con todo, muchos estudiantes de zonas rurales no tenían Internet o equipo técnico para participar en las clases. Son muchos los estudiantes que tuvieron que reducir las clases o retirarse de universidades privadas debido a la situación económica.
Muchos de estos estudiantes provienen de familias que dependen de los ingresos que ganan cada día vendiendo en mercados locales. Puesto que estos mercados se cerraron durante el confinamiento, las familias se han visto obligadas a encontrar lugares alternativos donde vender sus productos. Darse cuenta de problemas como estos, junto con las protestas de octubre, ha ayudado a los estudiantes a ver su relación con problemas sistémicos de raíces profundas.
Una ocasión para aprender
Al final, CECE modela un diálogo saludable porque cree que así se brinda gloria al evangelio. La obrera Andrea Utreras dice que tender puentes anima a los estudiantes a adquirir un perspectiva más amplia.
«Jesús llama a todo pueblo, lengua y nación. Nos llama a todos. Y tenemos que estar unidos en él. También tenemos el llamado de amar a la gente, lo que significa que los que aman son distintos. Amarles como personas, y no solo porque compartan nuestra fe».
Puesto que animan a los estudiantes a pasar a la acción con inteligencia, Andrea siempre les dice que se preparen para crecer.
«Descubrirán que quizá no tienen toda la razón. Tiene que estar listos para ser desafiados. Para leer más o hacer preguntas a otras personas. No pasa nada por decir: «No lo sé». Si no sabes algo, está bien. Es una ocasión para aprender».
¿Qué problemas divisivos desaniman la unidad en tu campus? ¿Qué puedes hacer para tender puentes con los que no están de acuerdo contigo?